¡Que maravilloso! Una rosa mágica ilumina mi vuelo.
Veo pequeñas las luces de los pueblos, desde este cielo.
La altura se refleja, en mis ojos admirados, y mis sentidos arrobados, dicen:
Que grande y exquisito, el poder que existe en mí.
El poder de un hombre, el que da el encanto, de un ángel de mujer.
Cual es mi luz? Esa alegría de ser hombre para admirar tanta belleza.
Esa armonía en ríos y paisajes que olvida la tristeza.
Esos colores de su fe, la de un alma celestial, que canta y brilla con pasión.
Para sentir profundamente la atracción, que hace correr por mis venas, el calor de su perfume de palabras.
Las palabras de una hermosa rosa ardiente, para ponerme en el abismo profundo de repente.
Y lanzarme de bruces exigente, y así bañarme plácidamente, en esa fuente.
La de la eterna juventud, la del amor.
Fernando Audiffred.Copyright-©
No hay comentarios.:
Publicar un comentario